Índice de contenidos 
 

  • Vídeos de fábricas chinas suscitan preocupación por la transparencia 
  • Fabricación de lujo y etiquetas "Made in" en la UE 
  • ¿Por qué los compradores B2B deben prestar atención? 

 

Vídeos de fábricas chinas suscitan preocupaciones por la transparencia 
 

Los proveedores de accesorios y moda de la Unión Europea están cada vez más preocupados por la erosión de la confianza en el origen de los productos y, en consecuencia, en el valor de la marca. 

Recientemente, se difundieron una serie de vídeos en plataformas como Douyin, WeChat y TikTok donde podíamos ver a trabajadores de fábricas chinas ensamblando productos de gama alta: gafas de diseñador, bolsos de cuero, complementos de moda... todos aparentemente destinados a marcas europeas. 

El detalle preocupante: muchos de estos productos acaban con etiquetas como “Made in France” o “Made in Italy”, a pesar de que las imágenes dejan claro que fueron fabricados en China. 

Estos vídeos son una protesta de los fabricantes chinos, que se sienten señalados por las nuevas medidas y aranceles estadounidenses

Al revelar su papel en la producción del lujo europeo, ponen en tela de juicio la autenticidad de las marcas y causan conmoción en toda la cadena de suministro. 

Contrariamente al adagio de que «toda publicidad es buena publicidad», esta exposición pública puede tener graves consecuencias para la reputación de una marca. Y en muchos casos, la pérdida de confianza puede costar mucho más que el propio producto. 

 

 

Fabricación de lujo y etiquetas “Made in” en la UE 
 

El sector del lujo europeo no es precisamente pequeño. En 2025 se espera que alcance los 114.000 millones de euros. Conocidos por su artesanía, calidad y legado de marca, Francia, Italia y Alemania lideran este segmento. 

Cada país destaca en áreas específicas: 
 

País Ingresos (2025) Segmentos clave de lujo 
Francia 22.600 millones € Moda, perfumes, accesorios 
Italia 33.500 millones € Piel, calzado, textiles 
Alemania 15.000 millones € Automoción, relojería, óptica 


El marco jurídico es donde las cosas se complican. La normativa europea permite etiquetar un producto como “Made in” si la última transformación sustancial tiene lugar en la UE. 

Esto significa que un bolso cosido por última vez en Milán puede llevar legalmente la etiqueta “Made in Italy”, aunque haya sido fabricado casi íntegramente en China. 

La mayoría de los consumidores no son conscientes de ello. Y los compradores B2B empiezan a preguntarse qué representan realmente estas etiquetas. 

 

¿Por qué los compradores B2B deben prestar atención? 
 

Para quienes adquieren productos bajo marcas europeas, esta exposición mediática va mucho más allá de unos titulares incómodos: implica riesgos reales para el negocio.
 

  • Daño reputacional: Los clientes que descubren que su producto procede esencialmente de China, a pesar de su etiqueta europea, pueden sentirse engañados. Recuperar esta confianza puede ser muy difícil y costoso. 
     
  • Presión regulatoria: Aunque el etiquetado cumpla con la ley, la presión pública puede desencadenar inspecciones y regulaciones más estrictas. Si la polémica sigue creciendo, es probable que las autoridades europeas intervengan. 

 

 

Conclusión 
 

Las cadenas de suministro ya no están entre bastidores. Lo que antes quedaba en talleres y almacenes, ahora suma millones de visualizaciones en redes sociales. 

Para los compradores B2B de Europa, esto supone un cambio importante: conocer el origen real de los productos y satisfacer a los clientes es tan importante como cumplir la normativa. 

En 2025, una etiqueta puede hacerse viral... y no siempre para bien. 

 

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