Alivio momentáneo... pero con precaución 

 

Para las pymes que exportan a Estados Unidos o dependen de suministros extranjeros, este retraso es una buena noticia a corto plazo. Evita subidas inmediatas de los precios de los materiales y de los productos acabados. Sin embargo, la exclusión de China mantiene una fuerte incertidumbre. De hecho, muchas empresas europeas dependen de componentes o productos semiacabados procedentes de China. 

 

¿Qué deben tener en cuenta las pymes? 

 

Cadenas de suministro: Si tu empresa importa materias primas o piezas de China, considera la posibilidad de buscar alternativas locales o proveedores en países con bajo riesgo arancelario. 
 

Precios y contratos: Comprueba que los proveedores no ajustan sus precios en previsión de posibles aumentos de costes. 
 

Flexibilidad financiera: Los mercados de renta fija siguen mostrando signos de inestabilidad (los rendimientos del Tesoro a 10 años superan el 4%), lo que indica que podrían producirse nuevas turbulencias. Mantener liquidez para cubrir posibles picos de costes es una estrategia prudente. 
 

Sigue de cerca la evolución política, ya que los próximos 90 días podrían traer nuevas negociaciones... o nuevos conflictos. 

 

Un gesto político, no una solución 

 

Trump ha aplazado los aranceles, pero no los ha cancelado. Algunos analistas interpretan esta medida como una reacción a la presión de los mercados, más que como un verdadero gesto de apertura al diálogo. Si las tensiones comerciales se intensifican en los próximos meses, las pymes deberán estar preparadas para: 

Fortalecer relaciones comerciales fiables mediante la diversificación hacia nuevos países, especialmente en regiones de menor riesgo, con un enfoque en alianzas locales dentro de Europa. 

Ajustar precios para absorber posibles costes adicionales. 

Acelerar la digitalización utilizando plataformas de adquisición como europages para optimizar los procesos y compensar unos márgenes más ajustados. 

 

Conclusión: una pausa, no una carta blanca 

 

El aplazamiento de 90 días es una oportunidad para replantear estrategias y mitigar riesgos. Las empresas más ágiles -aquellas capaces de adaptarse rápidamente- obtendrán una ventaja competitiva. 

La gran pregunta es: ¿abrirá este respiro la puerta a un acuerdo negociado, o es simplemente la calma antes de una guerra comercial más larga? 

 

De momento, el mensaje es claro: mantenerse alerta y aprovechar el tiempo para prepararse.